El equipo de José Antonio de Castro arrancó algo dubitativo, lo que permitió al Econy tomar la iniciativa durante los primeros compases, aunque sin romper el marcador (10–13). La entrada de Matías Méndez y Brown dio aire al Fundación Aliados, que mejoró atrás, encontró más claridad en ataque y llegó al descanso con una ventaja sólida (32–25) en el Pilar Fernández Valderrama.
Pero tras la reanudación cambió el guion. Los locales comenzaron a errar tiros cómodos, algo que el Econy aprovechó con voracidad. Ahí emergieron las figuras de Wesolowski y, sobre todo, de un inspirado Kozaryna, capaz de encontrar soluciones incluso cuando la defensa morada le prestaba especial atención. Los canarios fueron recortando diferencias hasta darle la vuelta al encuentro al final del tercer cuarto (40–42), completando una remontada que se consolidaría en los minutos finales.
El tramo decisivo fue una batalla de nervios. Ambas defensas elevaron el nivel y cada posesión parecía definitiva. El Econy resistió con disciplina, mientras que los vallisoletanos se estrellaron en algunos errores puntuales. El más doloroso, quizá, llegó en la última acción: Lucas Müller, uno de los mejores del Fundación Aliados, tuvo en sus manos el tiro libre que habría dado la victoria, pero el balón salió escupido del aro.
“Partido con altos y bajos. Habíamos empezado bastante bien, luego perdimos confianza y en la segunda parte supimos recuperarla con paciencia. No fue un gran partido, pero supimos jugar con más calma para sacar esta remontada”, valoró el técnico insular tras un triunfo que refuerza a su equipo en una pista siempre complicada.
El Econy regresa a casa con una inyección de confianza y la sensación de haber dado un paso adelante en un encuentro que exigió concentración máxima. El Fundación Aliados, por su parte, se queda con la amargura de una derrota mínima, pero también con la certeza de haber competido hasta el último segundo.